Uno de los pilares de la psicología moderna es el trabajo de Albert
Bandura, quien contribuyó significativamente a ampliar y enriquecer el
enfoque conductual, enfatizando el rol que juegan los factores cognitivos
y sociales en el aprendizaje y la conducta.
La teoría de Bandura ha sido
denominada por él "teoría del aprendizaje social" (Bandura, 1982a) y
más adelante "teoría cognitiva social"(Bandura, 1987). Respecto de la
imitación, Bandura elaboró la teoría más comprehensiva del aprendizaje
imitativo existente hasta ahora, extendiendo el concepto de imitación a
los diversos procesos que pueden resultar de la observación de un
modelo, entre ellos la adquisición de nuevas conductas.
En la concepción de Bandura, la imitación es una forma de
aprendizaje por asociación que puede ser explicada por un paradigma
de contigüidad, con lo cual limita el rol desempeñado por el refuerzo
tanto en la conducta del modelo como del observador. Estableciendo
una distinción entre la adquisición de una respuesta por observación
de un modelo, y su ejecución (e introduciendo así la noción de
aprendizaje latente), el refuerzo es visto como un facilitador de la
ejecución pero no de la adquisición o aprendizaje. Así, el observador
puede aprender por la sola observación de un modelo, independientemente
de si recibe refuerzo o no, y de si ejecuta la respuesta o no.
De acuerdo a Bandura, la exposición a un modelo puede producir tres
efectos generales en el observador:
1) efectos de modelado, mediante los cuales el observador adquiere
nuevas respuestas a través de la integración cognitiva de señales
contiguas,
2) efectos inhibitorios y desinhibitorios, mediante los cuales una
conducta existente del observador es modificada por su observación de
las respuestas de un modelo,
3) efectos de facilitación, mediante los cuales la observación de la
conducta de otro puede facilitar la ocurrencia de respuestas aprendidas
previamente en el observador.
Para que tenga lugar el aprendizaje social o por observación y luego
se ejecute la conducta, se requieren cuatro tipos de procesos en el
observador:
a) procesos de atención, que regulan la exploración y la percepción de
las actividades modeladas;
b) procesos de retención, mediante los cuales las experiencias
transitorias son transformadas en conceptos simbólicos que sirven
de modelos internos para la emisión de respuestas y de criterios
para la corrección de las mismas;
c) procesos de producción, que regulan la organización de las
subhabilidades componentes en nuevos patrones de respuesta;
d) procesos de motivación, los cuales determinan que las competencias
adquiridas por observación se pongan o no en práctica (Bandura,
1987).
Por lo tanto, si en una determinada situación un observador no llega a
simular la conducta del modelo, ello puede deberse a cualquiera de los
siguientes factores: no ha prestado suficiente atención a las actividades
pertinentes, no ha codificado adecuadamente la conducta del modelo
en imágenes y símbolos verbales, no tiene las habilidades necesarias
para hacerlo, o no se siente suficientemente motivado para hacerlo
(Bandura, 1982a).
De esta muy breve revisión de algunos aspectos de la teoría del
aprendizaje social (o cognitiva social) de Bandura, queda claro por
una parte la gran influencia que tienen los otros en la conducta del
individuo, pero al mismo tiempo el rol muy activo que tiene el
individuo en el procesamiento y control de la influencia ambiental.
En
la concepción de Bandura, las personas no se limitan a reaccionar a
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las influencias externas, sino que seleccionan, organizan y
transforman los estímulos que las afectan. Por esto, la teoría explica la
conducta humana en términos de una interacción recíproca y continua
entre los determinantes cognitivos, conductuales y ambientales.
En
palabras de Bandura (1987), "La teoría cognitiva social defiende un
concepto de interacción basado en una reciprocidad triádica...Según
este modelo de determinismo recíproco..., la conducta, los factores
cognitivos y demás factores personales y las influencias ambientales
operan de forma interactiva como determinantes recíprocos" (p. 44).
Como afirma el autor, esta determinación recíproca "hace posible que
las personas influyan en su destino y también establece los límites de
la autodirección. De forma que, según esta concepción del
funcionamiento humano, las personas no son ni objetos impotentes
controlados por las fuerzas ambientales ni agentes libres que hacen lo
que les da la gana. Las personas y el medio se determinan de forma
recíproca" (1982a, p. 10-11). De esta manera la teoría de Bandura
representa una superación tanto del ambientalismo extremo del
conductismo tradicional, como del descuido de las influencias sociales
en el comportamiento que se observa en muchos enfoques cognitivos
contemporáneos.